
A menudo la nueva generación recibe un mensaje romántico de que el FMLN de alguna forma luchaba por el bien del pueblo, estilo Robin Hood: hay un cuidadoso proceso para filtrarles que en realidad se trató de un ataque a nuestro país financiado por la Unión Soviética y conducido por sus delegados y representantes en todo el mundo, entre quienes destaca el Secretario del Partido Comunista de El Salvador, Shafik Hándal.
Así, sin haber vivido las consecuencias del terror, puede ser fácil tomárselo a la ligera y votar por un partido que aún hoy es lidereado por la misma gente que secuestró, puso bombas, y que se declara ser "comunista, ¿y qué?"
Pero esto es lo que escribe una salvadoreña quien se las ha visto ayer en carne propia con el terrorismo en Navarra:
Yo trabajo en el edificio donde pusieron el coche bomba. Estaba trabajando cuando todo retumbó. La onda expansiva fue enorme. MI reacción: correr hacia la salida, y ver la cara de angustia de mi jefe. Luego susurró: Bomba. Se me puso la piel de gallina y comenzó todo el ajetreo. Contarlo me parece difícil. Sólo sé que fue horrible...
El terrorismo no es romántico ni idealista ni debe ser olvidado.