09 noviembre 2009

Acribillado con 10 tiros al pecho

ASÍ MURIÓ Chris Geoffroy el 6 de febrero de 1989. El último baleado al tratar de escapar del paraíso comunista de Alemania Oriental hacia el infierno capitalista de Alemania Occidental.

Durante las décadas que el muro comunista existió, miles murieron tratando de saltar el muro, excavar por debajo, sortear los campos minados, volar encima, o nadar los ríos. Curiosamente, todos trataban de escapar... hacia Occidente.

El Salvador voluntariamente escogió un régimen que originalmente fué sembrado por los soviéticos y que durante los ochentas alababa a regímenes como el de Alemania Oriental que son sus hermanos ideológicos. Las consecuencias de dicha decisión podrían llevar algún tiempo en hacerse evidentes, pero eventualmente lo serán.


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Llamar pan al pan, y vino al vino

Fué durante la década de los ochentas que Ronald Reagan denunció al "imperio del mal" de los socialistas soviéticos.

Los "intelectuales" de Occidente denunciaron al antiguo actor de Hollywood de "cowboy" y guerrerista. Para dicha clase ilustrada, incluyendo la gran mayoría de "intelectuales" latinoamericanos, la presencia del poder comunista era una no sólo una estructura que ellos esperaban durase para siempre, sino que además creciese. Era su inspiración.

Hoy 9 de noviembre de 2009 celebramos 20 años del colapso como cadena de dominós de los regímenes socialistas que asesinaron 100 millones de personas durante el s. XX, y recordamos al hombre que dijo:

"¡Sr. Gorbachev, bote éste muro!"

08 noviembre 2009

El mundo que acabó hoy hace 20 años

Hasta el día 8 de noviembre de 1989, el mundo se dividía en dos: el mundo libre y el mundo comunista. Aunque ésta división solamente existía desde hacía 70 años, el efecto de la propaganda y de la exitosa infiltración del Socialismo en Occidente hacía pensar a las mayorías que se trataba de una división permanente, o peor aún, de una lenta marea ascendente que eventualmente resultaría en la destrucción del mundo libre, reemplazado éste por el gris, anónimo y cruel régimen del comunismo global.

Tan efectiva era la propagada y tanto había permeado el socialismo a las instituciones de Occidente, que hasta los mismos organismos de seguridad de Estado de los países occidentales se creían que la Cortina de Hierro era una característica permanente de la geopolítica. La CIA, por ejemplo, se enteró del colapso del comunismo por los noticieros de TV.

Hoy ya el cáncer soviético colapsó por su propio peso y China evolucionó a un sistema facista al estilo Mussolini: el Estado no es dueño de los medios de producción, sino que meramente los controla. El Partido Comunista chino es una pirámide mafiosa que se enriquece enormemente de la natural ética de trabajo de los habitantes de su país. De comunistas sólo les quedó el nombre y las estructuras de poder centradas en el Partido y no en el pueblo.

Pero el Socialismo, paradójicamente, no ha desaparecido, sino que mutó e infecta hoy a Occidente de manera más insidiosa y destructiva que nunca. Las malas ideas, los intelectuales y agentes originalmente sembrados por los soviéticos rindieron cosecha y siguen germinando. Allí estan los "ambientalistas," los "verdes," los "socialistas," y la gente que le gusta ver más burocracias y más controles.

La ironía de la caída del Muro es que en vez de fortalecer a Occidente, nos hizo bajar las defensas y en vez de virar hacia el progreso, caminamos cada día hacia nuestro propio empobrecimiento. Ganamos la batalla, pero la guerra empeora.

En El Salvador, inclusive, voluntariamente pusimos de gobernantes a los mismos que nuestra generación anterior tan heróicamente resistió. Es como que los salvadoreños pidieron volver al mundo del 8 de noviembre de 1989, y del lado equivocado del muro, para más fregar.