La España visigoda implosionó con una rapidez desconcertante [...] Excluídos del llamado a las armas por dos siglos, no se esperaba de los hispano-romanos la defensa del país ni hubiesen sido capaces de hacerlo —David Levering Lewis, God's Crucible: Islam and the Making of Europe, 570-1215; Ed. W.W. Norton (2008); cap. 5, pp. 124
Durante los dos siglos previos al año 711, los visigodos gobernaron a la población romana de España sin permitir de forma alguna la integración social o militar. Los germanos mandaban e iban a la guerra; el pueblo romano (latino, griego, puno, vasco, judío) se dedicaba a la agricultura, el pastoraje, la construcción, y las labores eclesiásticas.
Cuando los árabes diezmaron a la clase guerrera visigoda, no hubo refuerzos ni defensa civil. En menos de cinco años, la antigua Hispania desapareció y se convirtió en Al-Andalus.
En un destello de blitzkrieg sarraceno, desapareció una cultura de 900 años en toda Iberia.
Mutatis mutandis, el riesgo que corren una Europa y una América Latina que descansan y confían que siempre habrá un ejército gringo para salvarles el pellejo no es muy distino del de los hispanoromanos que confiaban en las lanzas visigodas.